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Su gato y su transportadora serán uno solo

¿Su gato siente que su transportadora es una cámara de tortura? ¿Juegan a las escondidas cada vez que debe ir al veterinario? Y cuando finalmente logra atrapar a su minino, ¿comienza un combate de lucha grecorromana luego de la cual él logra, mediante proezas fuera de lo común, no entrar en su transportadora? Aquí encontrará algunos trucos muy simples que le ayudarán a no volver a vivir esa experiencia y, en especial, a evitar que su gato adorado tenga que volver a pasar por este tipo de batallas.

Una transportadora de formato adecuado

Empecemos por elegir la transportadora correcta para su gato. En primer lugar, el gato debe poder pararse con comodidad sobre sus cuatro patas. Además, es preferible una transportadora que tenga acceso frontal y superior. Idealmente, la puerta de acceso superior tendría que poder quitarse rápida y fácilmente. Que sea de tela o de plástico no tiene ninguna importancia, pero las transportadoras de tela suelen tener lonas que pueden plegarse sobre los mosquiteros, lo cual puede resultar muy útil.

Como ''en casa'' fuera de casa

Si su gato solo ve su transportadora cuando usted lo encierra en ella para llevarlo al veterinario, es fácil entender por qué luego se niega a entrar en ella. Esa es la razón principal por la cual se aconseja dejar la transportadora en su entorno todo el tiempo y colocar allí, por ejemplo, su manta preferida, golosinas de manera regular e incluso, a veces, su alimento diario. De esta forma, la transportadora dejará de ser una cámara de tortura y se transformará en un lugar apacible y seguro en el que su minino será recompensado en cada visita.

Si a pesar de todos estos encantos su gato sigue negándose a entrar en su transportadora, coloque golosinas o alimento cada vez más cerca de esta, respetando el ritmo de adaptación de su gato. El período de adaptación puede durar tanto tres horas como tres semanas. Sea paciente. Las ventajas de actuar así son muchas. Su gato no solo dejará de percibir su transportadora como un lugar desagradable, sino que, por el contrario, esta se convertirá en un lugar seguro y agradable. Estas medidas contribuirán ampliamente a reducir su nivel de estrés durante las salidas, ya que, en lugar de anunciar momentos difíciles, la transportadora se convertirá más bien en su ''casa'' fuera de casa. Es posible que su gato haya estigmatizado la transportadora que tiene actualmente. Aun cuando se pueda modificar esta percepción con el tiempo, suele ser más rápido simplemente cambiar la transportadora por otra con un estilo levemente diferente y recomenzar de cero.

Esta técnica también le evitará tener que involucrarse en una batalla con su gato cada vez que necesita hacer que entre en su transportadora. Como su minino estará acostumbrado a ir a buscar sus golosinas cada día, le bastará lanzar una golosina particularmente sabrosa cuando llegue el momento de ir al veterinario y su gato se precipitará sin miedo. Usted solo tendrá que volver a cerrar la puerta de la transportadora. Tenga cuidado de no cambiar demasiado su rutina el día de la visita al veterinario, ya que incluso pequeños cambios pueden alertar a su gato y sentirá que, esta vez, la golosina lanzada en el fondo de la transportadora es un regalo engañoso. El simple hecho de ponerse sus zapatos o de sacar su abrigo antes de colocar la golosina en la transportadora puede alertar a su gato y poner fin a su feliz colaboración.

¡Eso es todo! Se terminaron los combates y el estrés que acompañan normalmente la visita al veterinario. Ahora solo le falta convencer a su gato de que la prueba del termómetro es por su bien. ¡Buena suerte!

17-12-2019